Superar exige asumir, no pasar página o echar en el olvido. En el caso de una tragedia requiere inexcusablemente, la labor del duelo, que es del todo independiente de que haya o no reconciliación y perdón. En España no se ha cumplido con el duelo, que es, entre otras cosas, el reconocimiento público de que algo es trágico y, sobre todo, de que es irreparable. El duelo no es ni siquiera cuestión de recuerdo: no corresponde al momento en que uno recuerda a un muerto, un recuerdo que puede ser doloroso o consolador, sino a aquel en que se patentiza su ausencia definitiva. Es hacer nuestra la existencia de un vacío.
Carlos Piera, “Introducción” a Tomas Segovia:
En los ojos del día: antología poética.
Este apunte, encontrado en uno de
tantos libros consumidos al efecto por nuestra
protagonista, es de lo más certero que he observado en
cuanto a las deudas pendientes de la Guerra de España de
1936.